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miércoles, 30 de julio de 2014

159


159.

Toda la poesía cabe en 30 segundos.

Una cena de amor y pasión
una revelación.
Un negativo revela colores
muertos que no quisierades ver.

vemos volver el olor
soy el perfume y el hedor
soy el esclavo y el señor
soy la mujer y el hombre
que muere y mata de amor.

cuchillo y corazón
asesina asesinador
el mismo impulso toma ambos roles.
El negro mi hijo el dotor
el proceso y el juez son el mismo rebaño
un mismo disparo.

Presa y el cazador
el desorden en la insistencia
de lo que había pero no encuentro
la tensión superficial en el iris es más
débil cuando se está en pareja.

Tenemos todo por perder y luego nada.
El semillero vacío luego de haber construido una casa de vegetales.

Las ganas de morir después de morir
Solo en ocasiones son redundancia...

174.


La lluvia se va abriendo paso
en el verano implacable.
Corazon impermeable
en la esquina observa
la inundacion.

Las cuerdas duelen en la punta de los dedos
y sin embargo la cancion aparece
en el ojo
de la tormenta.

194.



AAAAAAAA
AAAAAAAY
AAAAAAYE
AAAAAYER
AAAAYERE
AAAYERES
AAYERESA
AYERESAN
YERESANT
ERESANTI
RESANTIF
ESANTIFA
SANTIFAC
ANTIFACE
NTIFACEA
TIFACEAD
IFACEADO
FACEADOZ
ACEADOZZ
CEADOZZZ
EADOZZZZ
ADOZZZZZ
DOZZZZZZ
OZZZZZZZ
ZZZZZZZZ

197. Visto en la noche


Le dijiste hijo de puta al gendarme más hijo de puta de la estación de Temperley, un martes a las 22, mientras esperabas que llegue el tren para volver a tu casa. Se lo dijiste porque no soportas verlos ahí, ¿Qué frontera cuidan en las estaciones de trenes? Odias que ostenten ese poder que tienen colgado, como un par de ojos con licencia para juzgar. Se lo dijiste porque estás harto de que el orden se construya sobre el miedo, de que damas y caballeros se sientan protegidos por un hombre entrenado para matar. Pero sobre todo se lo dijiste porque ya no soportabas ver al otro, al anónimo, esperando con las piernas abiertas, de espaldas, entre espasmos de terror la primer patada en los tobillos.
Cuando se lo dijiste se multiplicaron las miradas de los pasajeros, que ya no pudieron hacer oídos sordos. Hubieran preferido que todo se resolviera como siempre: Un castigo al anónimo, que seguro algo habrá hecho. Pero ahora, frente a esta situación aparecieron diferentes finales posibles. Sin embargo todos tuvieron la misma incertidumbre: ¿Por qué? ¿Por qué tuviste que hablar por ese pobre tipo?
También todos tuvieron la misma certeza: Vos sí, Vos sí hiciste algo.
Así que todos asistieron con interés al espectáculo de la ley cruda impuesta por partida doble, en vivo y en directo. ¡Y sin cortes!
Hubo quien mirándolos pensó.
— ¡Mejor que en la tele!