Nunca te escuché gritar
Te ataría
sin darte explicación alguna
a una montaña rusa.
Para que sientas
la caída de nunca caer,
para que llegues al pico
que al alcanzarlo declina.
Desde abajo
un punto negro que te escucha,
aunque lo desmienta tu opinión
y la de la física,
se ríe de saberte traicionado,
por la confusión del vértigo.
Entonces no tendrías más remedio que volverte loco,
entonces me amarías.
Hace ruido
Tirando la moneda sobre la cama recién tendida,
afeitándote y durmiendo bien,
No vas a mantener lo que aturde
abajo del agua.
No vas a acallar lo que grita,
sumergiéndolo.
El silencio de los peces,
es de los peces.
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