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domingo, 3 de octubre de 2010

Micro Cuento.

Miro la pared de fria roca emoecida y humeda, apoyo una pequeña
y negra mano sobre ella, una lagrima salpico la reseca tierra,
luego otra y otra y muchas más, cuando el viejo se seco y no pudo llorar
más levanto la cabeza. Había sido un imbécil, lo había deseado tanto
que no vio la realidad y ya era demasiado tarde. Él se había salvado
pero nadie más, todos muertos, condenados, esclavos, enfermos, hambrientos
ese fue el destino del pueblo más poderoso del mundo, ¿por que? por confundir
hombres con dioses. El sacerdote comenzo el ritual. Permacio con los ojos cerrados en vigilia
rezando,encendiendo fuegos y tieñiendolos de colores por
cien dias hasta que al centecimo primer dia, abrió los ojos y deseo venganza contra si mismo
y contra los demonios blancos, los maldijo y se maldijo, clamo a los dioses por castigo y venganza
y corto sus venas una sangre negra y hendiente mancillo el suelo de sus ancestros.
Lanzo una terrible suplica a sus dioses. Los demonios blancos padecerian pobreza hambre y guerras en esta tierra
pero tambíen su diezmado pueblo. Sufrirían los invasores por su afrenta y también los invadidos, por confundir
dioses con hombres y no pelear. Así quedo sellado el destino de las tierras de este lado del mar.

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